Quicena y El Castillo de Montearagón (Huesca) : Historia y cultura de un pueblo
Quicena
Histórica y Cultural

Ermita de San Pedro Mártir


Los escasos restos de la antigua ermita de San Pedro dotada en el siglo XVIII, se localizan en la parte superior de un pequeño afloramiento de arenisca en las inmediaciones del antiguo camino de Quicena. Los restos conservados corresponden a parte del basamento y algunas entalladuras en la roca como la correspondiente a la entrada del templo en el lado norte. 


En la Fototeca de la Diputación Provincial de Huesca se conserva una fotografía de Santos Baso Simelio datada entre 1926 y 1929 en la que aparece la ermita dedicada a San Pedro de Verona en el camino viejo de Quicena. El templo era un edificio de planta rectangular, nave única con cabecera recta orientada al este, alero de ladrillo y con cubierta de teja a doble vertiente. Tenía un contrafuerte en uno de sus laterales y también un pequeño vano de iluminación. El edificio fue construido en una fábrica mixta con sillares en las esquinas y en el contrafuerte del muro sur.
 



Fotografía: Ermita de San Pedro Mártir (Quicena)
(Foto: S. Baso Simelio, c. 1926-1929. Fototeca de la Diputación de Huesca, Fondo S. Baso)

 








 
 

Cada año, el 29 de Abril, festividad del Mártir Pedro de Verona, se iba en romería a la ermita de San Pedro Mártir (ahora en ruinas) a las afueras de Quicena, a quien se le imploraba para favorecer la lluvia. Según cuenta la historia, el Santo hizo llover para convencer a un hereje que le había desafiado.

En la parte inferior del montículo de arenisca se conservan vestigios de una posición defensiva republicana de la Guerra Civil Española (1936-1939), construida durante el cerco de Huesca. Es una cavidad excavada en el estrato de margas bajo el banco de arenisca, con refuerzos de ladrillo y hormigón, que correspondería a un pequeño fortín o nido de ametralladoras.

 

 

 

 


La Cofradía de San Pedro Mártir de Verona

La Cofradía tiene un precedente en la Asociación de los llamados «Crucesignati», formada en 1216 por Santo Domingo en Italia. 
Después del asesinato de Pedro de Verona en 1252, Inocencio IV funda, o mejor dicho, renueva la Cofradía de los Crucesignati en Italia.

En Aragón
 es citada por primera vez en el año 1422, aunque a partir de 1430 ya no se hace ninguna mención de ella. Hay que esperar a principios del siglo XVII para que la Cofradía quede fundada exclusivamente por ministros de la Inquisición.

Socialmente los cofrades se consideran superiores a sus convecinos, al ser ejemplo de auténticos cristianos defensores de la Fe y de la Iglesia, y por estar estrechamente vinculados al Santo Oficio.

En 1814, veinte años antes de que la Inquisición fuera suprimida definitivamente, Fernando VII eleva la Cofradía a la categoría de Real Orden de Caballería.

Según el libro La Cofradía de San Pedro Mártir de Verona en el Distrito Inquisitorial de Aragón de J.E. Pasamar, sólo un vecino de Quicena perteneció a esta Cofradía de 1616 a 1635, 
Domingo Ramón. 

 

Quicena (Ermita de San Pedro Mártir)